Objetivo a la vista

Mañana de nuevo toca enfrentarme a algo que sé que me produce un nivel de estrés elevado y que, aunque parezco resolverlo con soltura porque me ampara la experiencia previa, en mi interior se va acumulando esa sensación desagradable que gota a gota me va colmando hasta hacerlo prácticamente insoportable.

Sé que parte de lo que me ocurre lo genero yo misma por mi desmesurada exigencia y porque espero, de forma completamente errónea, que los demás adquieran el mismo compromiso que suelo adquirir yo con aquello que considero importante.

Tengo comprobado, por desgracia, que la mayoría de las personas huyen de la responsabilidad, tratan que otro se encargue de lo que les corresponde a ellos y aplican desmedidos esfuerzos no en hacer sino en tratar de no hacer.

No lo comprendo, de verdad que no doy con la explicación que calme mi incomprensión, pero si la vida me ha enseñado algo es que cuando alguien no quiere nada se puede hacer y, ante eso, no tengo más remedio que ser yo la que cambie de actitud.

Aún no tengo claro todo cuanto tendré que modificarme pero tengo claro que debo empezar por relativizar, por aplicar la calma y observar primero por donde atacar porque el nerviosismo no me lleva al logro.

Es algo importante para mí, solía agradarme desarrollarlo, aunque confieso que de un tiempo a esta parte se está convirtiendo más en un motivo de desazón que de orgullo, pero no olvido, y por eso lo afronto con buen ánimo, que éste no es el fin, es sólo el medio para disfrutar de todo cuanto gracias a ello puedo concederme.

Soy afortunada, muchos quisieran hoy en día estar en mi pellejo y soy consciente de ello pero también creo que eso no me puede situar en el conformismo y debo seguir luchando por mejorar mi situación allí donde esté y procurar por mi bienestar, que será también el de los que me rodean.

Debo ir viendo pero lo primero es tener el objetivo en mente y estar...está.

Perdonad el rollo pero me apetecía compartirlo...