Mi lugar, de Tu mano...
Cuando creo no poder Tú, mi Señor, no lo crees, me escuchas y apoyas pero no cedes a mi temor. Tú eres quien guía mi realidad, eres el deseo que ya no oculto, que crece a través del tiempo, a pesar de infinitos límites. Muchos sueñan con poseer un regalo como el nuestro sin saber que tras esta fortuna hay también mucho empeño. Son reflejo de un cultivado querer, cautivos anhelos que ya no duermen, fluyen cuando la cálida calma asoma deshilachando lo que no era posible. Me pregunto dónde están esos imposibles, a qué lugar fueron los callados gritos, de donde nacen estos nuevos ritmos que bailo cuando Tu tocas mis hilos.