Incontinencia de ansias



 
Mírame en silencio hasta que sienta la incomodidad de tu mirada,
esa que me desnuda antes de quitarme la ropa,
mientras algo desconcertante se trama en Tu mente
y rabio por dentro de no poder escudriñarlo,
muriendo de deseo por conocerlo y, a partes iguales,
de temor por no poder dártelo cumplido.
 

Tiembla mi voz cuando asiento que lo anhelo,
no quiero que suene a petición o reclamo,
y lo contengo en este pecho agitado,
inútilmente refugiado,
mientras aflora por otros cauces.
 

Incontinencia de ansias almacenadas, que no olvidadas,
a buen recaudo a esperas de ser usadas,
con cuentagotas doy muestras sin elegirlo,
a través de sobrecogidos silencios, de sueños inesperados,
o de mi instintivo cuerpo que no me concede tregua.
 

Llegará el momento, me dices, y no lo dudo,
aprovecho el tiempo para distraer mis ganas
y aprender de las horas que no me regalan nada
a ser paciente y esperar ese instante.
 

Por eso, cuando por fin deba plegarme a tu mirada,
deja que fluya lo que de buen seguro Tú también guardas,
aunque me adviertas del cuidado de mis deseos,
y me alecciones de los riesgos que conlleva,
sinceramente creo que ya es nuestro momento,
¿no piensas que ya lo merecemos?
 
 
 

 
 

 
 

 



 



 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

 
 
 
 
 
 

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