Verdad entre mentiras


Creo que a estas alturas no es necesario aclarar que lo estoy pasando mal, muy mal en realidad, y no me escondo para decir esto, igual que no lo hago para expresar que soy feliz. 

No, no es contradictorio, ahora mismo estoy muy jodida (perdonadme la expresión), y hay momentos en que si me centro sólo en este minúsculo instante creo que no lo voy a poder soportar, pero la experiencia vital me lleva a saber que pasará, seguramente en este caso con una resolución negativa, aunque intente que suceda la menos mala, pero pasará, llegará el día que visto desde lejos se convierta en una experiencia más de la cual habré aprendido.

Y sí, aunque ahora estoy inmersa en esta batalla encarnizada contra la vesania, puedo decir que soy feliz, que me levanto cada día recordando los bellos motivos que hay en mi vida, y no debo esforzarme en absoluto para nombrarlos en mis primeros pasos del día.

Quizás os parezca una absurdidad pero creo que si todos nos obligarnos a hacer este pequeño ejercicio seríamos capaces de valorar lo que realmente nos conduce a sentir la felicidad y aquello que deberíamos ser capaces de apartar de nuestra vida.

Desde siempre nos han enseñado que son necesarios sueños complicados (por no decir imposibles) para poder ser felices, y nuestro día a día se convierte en un montón de responsabilidades que apreciamos como agobiantes porque no suelen ser directamente aplicables a esos sueños, sino necesidades que tenemos para vivir nuestro día.

De esa manera, nuestro día a día está lejos de esa irrealidad que nos han venido como mágica y maravillosa, y por ello las frustraciones son irremediablemente constantes.

No sería la primera vez que me dicen que tengo una mirada un tanto atípica, que en ocasiones confunden con el conformismo, pero mas bien se trata de encontrar mis motivos para ser feliz en las pequeñas cosas y hoy, inmersa en el dolor de presente lucha, sigo viendo esas muchas minucias mis motivaciones y vale la pena mantenerme firme para continuar disfrutando de todo eso que me empuja a levantarme.

Debo agradecer estar confirmando quien permanece a mi lado a pesar de estar inmersa en el dolor, quien me apoya, me aconseja y aguanta mi tristeza y, a la vez, quien sólo era capaz de estar mientras se sacaba algún provecho o tenía algo que aportarles.


Y hasta aquí mis confesiones de hoy...

Comentarios

  1. Dicen que la dificultad agudiza el ingenio... Yo creo que incluso para detectar la hipocresía que nos rodea. Aprovecha el momento que vives para encontrar serenidad dentro del conflicto, eso te hará más fuerte. Y sobre todo... aprovecha para valorar a las personas que se mantienen al lado de una en los malos momentos. Al final, todo pasa, lo malo, lo menos malo y hasta lo que nunca debió acontecer y vamos forjandonos, es lo que tiene estar vivo ;)
    Saludos y fuerza .

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    1. muchísimas gracias por tus palabras, las tomo y creeme que las tengo en consideración. Un cordial saludo

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