¿Atípica navidad?



Puede que sea una apreciación mía pero tengo la sensación de que, cada vez más, nos dedicamos a buscar nuestros propios alicientes a través de la imitación y somos, asimismo, menos originales y fieles a nuestra esencia.

No sé si tenemos miedo al rechazo o estamos faltos de alicientes personales, pero no creo que la solución resida en buscar mediante la envidia y posterior imitación aquello que nos de la momentánea felicidad, porque es precisamente eso, liviana, y en cuanto pasa ese ilusionante instante tenemos que volver a buscar un sustituto que complete ese vacío, entrando en un incansable bucle.

No negaré que también he tenido mi época de búsqueda de la aceptación mediante la imitación o aceptación de lo sociablemente bien visto, me hacía míos deseos ajenos que al poco rechazaba por carecer de verdad en si mismos pero, siendo benevolente conmigo misma, lo atribuyo a la juventud que ya cada vez me queda más lejana.

Lo que me sorprende es que, ese comportamiento adolescente de imitación y búsqueda de la aceptación ajena, no reside sólo en ese sector de la población que ciertamente aún debe conocerse, sino a personas que, a mi entender, ya deberían conocerse, aceptarse y ser felices con su particular forma de hacer.

Sabéis ya sobradamente que no soy muy fan de estas épocas navideñas que desde hace demasiados días nos meten con calzador a través de artículos, regalos, luces, y un sin fin de martilleantes tradiciones que quedan ya, para la mayoría, fuera del contexto inicial y, ciertamente, me pongo mucho más suspicaz y desconfiada, aumentando así mi capacidad de observación.

Acepto todos estos rituales tratando, como en todos los instantes de mi vida, de aprovechar los detalles que realmente me son de agrado y obviando la falsedad de unas fiestas con demasiados acontecimientos y actitudes impuestas, pero confieso que éstas me causan cierta desazón y mi primer impulso es mantenerme a cierta distancia y no perder detalle.

Deduzco que este tipo de forma de hacer no corresponde sólo a la época navideña pero ahora más que nunca veo como se acrecienta el deseo de aceptación y la impostura, creando en mí un mayor rechazo.

Parece época de renovarse, de buenos deseos, de nuevos propósito y quisiera por una vez escuchar a alguien hablar de buscar su felicidad a través de algo real, no algo de que los demás esperamos, aunque eso resulte atípico.

Seamos atípicos!


Comentarios

Entradas populares