Clemencia bipolar

Ay mi Señor, por favor, te lo suplico, no lleves a mi mente a este intenso deseo, no me tortures con el anhelo de sentir esos azotitos tan ricos que me conceden inmensurable placer, ese constante cosquilleo en busca de las sensaciones compartidas en algo tan íntimo y abrumador como es estar sobre tu regazo expuesta y dispuesta.

Escribo para suplicarte clemencia pero mientras lo hago deseo pedirte justo lo contrario, quiero pedirte más, quiero sentirlo más, que no te detengas, quiero que lo quieras, y lo quiero tanto que mi cuerpo ya reacciona y se suma ya a ese placer mental de los azotes...

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