Voz por voz


Guarda silencio y aguarda, mi esclava,
no quiero oír esa voz que por ella pagarás,
mientras tu cuerpo tiembla a la espera de una más
que, a la vez, una de menos será.

Baja tu mirada orgullosa, mi sierva,
indigna eres de cruzarte con mis ojos,
aunque de lágrimas inundes los tuyos
como enmienda de tu culpa.

Cuenta una tras otra como te ordeno, sumisa,
muestra que a pesar de tu desdicha
mereces la confianza de mis marcas
que en tu piel muestran mi firmeza.

Dime ahora que sientes, así sometida,
mientras sabes que no es de mi agrado
demandarte el dolor como pago
cuando podría ser recompensa.

Háblame ahora, mi esclava...
Mírame ahora, mi sierva...
Abandónate a mi, así, entregada...


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