El como después del que...
Y hacia Ti me dirigí observando el significativo gesto...
Me senté a Tu lado, a Tus pies,
mientras Tu mano elevaba mi rostro,
querías ver mis ojos y yo bajaba la mirada,
y así me recordaste Tu querer:
"tsh tsh tsh, mírame, mi sierva"
Lentamente levanté mi mirada y te la ofrecí,
cruzamos nuestra vista,
te confesé con ella mi deseo
y Tu me ofreciste el Tuyo.
Tras un leve lapso de tiempo
seguiste con Tus cosas
mientras yo permanecía a Tus pies,
centrándome en un sentir que sólo Tu me concedes.
Acariciabas mi pelo de forma distraída
y me sumías en un placer infinito,
de esos simples que pocos aprecian
y me olvidé de mi misma.
Con esa capacidad Tuya escuchabas mi mente
y quisiste saber que bullía en mi cabecita:
"¿Estoy soñando mi Señor?
Dime que esto es cierto, que estoy aquí,
que estás aquí y no voy a despertar,
no esta vez...
Dímelo, mi Señor, te lo suplico"
Y con esa ternura que no abandonas en Tu firmeza
me dijiste:
"No te lo diré, mi esclava, no al menos con palabras,
te lo voy a mostrar..."
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