Reflexiones desde la ventana...
Hace ya muchos días que no escribo, apenas he tenido tiempo libre y el poco que he tenido lo he dedicado a otros temas que reclaman mi atención más inmediata, así que he tenido este rincón un poco descuidado pero hoy que he encontrado un ratito de tranquilidad y que el día es especial en si mismo siento la necesidad de reflexionar y dejar constancia de estos pensamientos que creo te concede la edad.
Cada vez comprendo menos lo que me rodea, me siento extraña entre los míos, pero en vez de preocuparme simplemente entiendo esta rareza como parte de mi particularidad y llego incluso a tener la osadía de sentirme orgullosa por ella.
Quizás sea porque he encontrado al compañero de viaje perfecto en mi vida, pues hace que esas rarezas adquieran un componente positivo y me anima a continuar descubriéndome a mi misma sin temor, a experimentar aquello que me hace feliz y a retarme a mi misma para continuar mejorando.
Parece que menos cosas me indignen, pero no es así, simplemente me doy cuenta de que el tiempo que pierdo dedicándoselo a ello no vuelve a mí y se lo robo a quien realmente lo aprecia, y por ello, dejo en la indiferencia a aquello sobre lo que no puedo actuar y sólo me crea desazón.
Creo que el secreto es no tener miedo al rechazo que nos hace tambalearnos entre deseos ajenos, convirtiendo nuestros actos en un vaivén emocional y físico. Al principio sientes que en todo instante estás en la cuerda floja, miras abajo y tan sólo hay vacío, pero cuando olvidas todo lo que temes y miras al frente, allí donde quieres ir, se difumina el entorno y un punto fijo aparece ante tu mirada, haciendo que tus pasos sean mas firmes y certeros.
Hay muchas cosas en mi que no me agradan, características de mi personalidad por mejorar y hábitos adquiridos que no son favorables para mi, y día a día debo trabajar esa inseguridad mía que hace que en algunos instantes sea incapaz incluso de ver con objetividad.
No sé si os ocurre lo mismo pero cuando algo importante se presenta ante mi me siento muy pequeñina, y me parece que no seré capaz de enfrentarme, dejándome amedrentar por el temor, pero una vez empiezo voy viendo que no era para tanto, y poco a poco si no se cede se adquiere la habilidad necesaria para llegar a superarlo.
Tengo la sensación de que se presenta ante mí un año de crecimiento personal, de desafío y emociones intensas. Sólo pido poder continuar el camino de Su mano, disfrutar juntos de los pequeños detalles y que no perdamos nunca nuestra particular forma de entender la vida.
Gracias mi Señor por la oportunidad que a diario me ofreces, por esos detalles infinitos, por cuidarme como nadie ha sabido y por permitirme tener ilusiones renovadas cada día, y también por esos regalos especiales en este día especial.
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