Por fin a salvo...
Tengo prohibido llorar porque soy terriblemente llorona, cualquier sentimiento sale en forma de lágrimas y parece que me sirve tanto para expresar tristeza, frustración, alegría o dolor.
En ocasiones como me está pasando ahora mismo se me juntan en las ganas de llorar tanto el cansancio como el temor, el nerviosismo, la soledad, la impotencia, y a la vez la alegría, la emoción de la comprensión, el apoyo, etc.
Por un ladillo alguna perlita se escapa y pienso en lo que contiene mientras recorre mi rostro ocultándose como si temiera ser vista, y creo que lleva un poco de todo y es demasiado pesada la carga para algo tan pequeño.
Y así me siento yo, pequeña, incapaz de tanta carga pero avanzando lentamente porque no me queda mas remedio y, a la vez, orgullosa de ser tan luchadora, porque todo pueden ser tareas insignificantes, y por ello nadie es capaz de ver que todo aquello que debo hacer podría llegar a superarme.
Mentalmente analizo todo cuanto hoy, desde que bien temprano me he despertado, he ido haciendo, esto y aquello, para este, para el otro, porque es necesario, porque toca, porque lo necesitan, porque lo merecen, y así me consuelo por todo aquello que no ha salido como esperaba, por esos reproches que una vez tras otra me hago a mi misma y que a estas horas ya están demás.
Ahora por fin es mi momento, cuando me meto en la camita y trato de olvidar tanto como tengo por hacer y me digo...mañana será mejor...
Confío poder descansar, y pediría algún sueño hermoso, pero creo que esta noche me conformo con poder dejar la mente en blanco.
Lanzo un deseo para mañana mientras contemplo, por fin a solas, la luna desde mi ventana, como cuando era niña y me sentía por fin a salvo...
Y no me olvido de dar las gracias a quien hoy ha estado a pesar de las circunstancias y se ha prestado, una vez más, a soportar mi torpeza...
Mira a la luna, mi Señor, ahí va mi mirada y un beso dulce de buenas noches...
En ocasiones como me está pasando ahora mismo se me juntan en las ganas de llorar tanto el cansancio como el temor, el nerviosismo, la soledad, la impotencia, y a la vez la alegría, la emoción de la comprensión, el apoyo, etc.
Por un ladillo alguna perlita se escapa y pienso en lo que contiene mientras recorre mi rostro ocultándose como si temiera ser vista, y creo que lleva un poco de todo y es demasiado pesada la carga para algo tan pequeño.
Y así me siento yo, pequeña, incapaz de tanta carga pero avanzando lentamente porque no me queda mas remedio y, a la vez, orgullosa de ser tan luchadora, porque todo pueden ser tareas insignificantes, y por ello nadie es capaz de ver que todo aquello que debo hacer podría llegar a superarme.
Mentalmente analizo todo cuanto hoy, desde que bien temprano me he despertado, he ido haciendo, esto y aquello, para este, para el otro, porque es necesario, porque toca, porque lo necesitan, porque lo merecen, y así me consuelo por todo aquello que no ha salido como esperaba, por esos reproches que una vez tras otra me hago a mi misma y que a estas horas ya están demás.
Ahora por fin es mi momento, cuando me meto en la camita y trato de olvidar tanto como tengo por hacer y me digo...mañana será mejor...
Confío poder descansar, y pediría algún sueño hermoso, pero creo que esta noche me conformo con poder dejar la mente en blanco.
Lanzo un deseo para mañana mientras contemplo, por fin a solas, la luna desde mi ventana, como cuando era niña y me sentía por fin a salvo...
Y no me olvido de dar las gracias a quien hoy ha estado a pesar de las circunstancias y se ha prestado, una vez más, a soportar mi torpeza...
Mira a la luna, mi Señor, ahí va mi mirada y un beso dulce de buenas noches...
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