Para otro momento...

El deseo se apodera de mi desde bien temprano, desperté mojada después de tener a mi Señor al lado esta noche, sin poder tocarle, sin un leve roce, tan sólo el susurro de su respiración inundando de lascivia mi mente y mi cuerpo.

Ha estado ajeno a todo pero imagino que al despertar lo habrá notado pero las obligaciones nos reclaman y no podemos dedicarnos el uno al otro, quizás mas tarde...o no...

Mientras conservo el deseo y lo disfruto...

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