Fosquedad y dulzura



Es lo que tiene que la vida vivida sea real, hay días complicados, que se amontonan los temas pendientes y que nada sale como es deseable.

Hace unos cuantos días que son un poco así, y me parece haber perdido esa dulzura a la que mi Señor hace mención tantas veces.

Prácticamente durante el día no recuerdo ese sosiego que siento cuando soy yo, sin esa obligación de mantener una impostada tensión para que los demás acometan lo que les corresponde, y empiezo a pensar que esta parte menos agradable de mi se va a quedar para siempre y realmente me incomoda.

Necesito esos instantes en que siento mi propia dulzura, encerrarme en mi misma por unos segundos y comprobar que sigue latente...aunque pocos lo sepan.

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